Foto: El Miércoles Digital
En un lamentable episodio de violencia, el partido entre Gimnasia y Douglas Haig se suspendió a los 55 segundos de juego debido a la explosión de una bomba de estruendo. El artefacto cayó a dos metros del arquero Moyano de Douglas Haig, provocándole un trauma auditivo. El árbitro del encuentro, Ceballos, tomó la decisión de suspender el partido después de evaluar la situación y comunicárselo a los capitanes de ambos equipos.
Los equipos se retiraron del campo a los 20 minutos, habiendo jugado apenas unos segundos del partido. Las circunstancias del incidente aún son objeto de investigación, y las preguntas clave persisten: ¿Cómo, cuándo y quién ingresó la bomba? ¿Quién es el responsable de arrojarla y de esta situación?
El Tribunal de Penas evaluará el informe del árbitro para determinar las consecuencias. Gimnasia podría perder el partido sin que se reanude, enfrentarse a la quita de puntos y posiblemente jugar sus próximos encuentros como local sin público.
Este incidente agrava la ya complicada situación de Gimnasia, que llegaba a esta fecha último en la zona de descenso. La violencia de “un inadaptado social” no solo afectó el panorama deportivo del equipo, sino también su economía y la experiencia de los aficionados que pagaron su entrada para ver un partido que no se jugó. Este domingo, Gimnasia perdió mucho más que la oportunidad de sumar puntos: perdió la confianza de su público y el espíritu del fútbol.