En un eficaz operativo, el personal de la Brigada de Feliciano, perteneciente a la Dirección de Prevención de Delitos Rurales, esclareció rápidamente un hecho de abigeato ocurrido este sábado por la noche.
El suceso se inició alrededor de las 20:00 horas, cuando un vecino del Ejido Este informó sobre la desaparición de una oveja blanca de aproximadamente 30 kg y una cordera de 15 kg de su majada. Ante la denuncia, las autoridades comenzaron de inmediato la investigación en la zona.
La indagatoria llevó al personal policial a un domicilio habitado, donde entrevistaron a una mujer de 31 años, conocida por sus antecedentes en hechos similares. La mujer presentó respuestas contradictorias, afirmando que no había ovejas en su propiedad y atribuyendo la lana encontrada en el alambrado a los perros.
Poco después, otra mujer, propietaria de la vivienda, autorizó la entrada de los efectivos a su propiedad. Durante la inspección, se descubrió un corral improvisado con ovejas y corderos, así como una pata colgada, atada con una soga compatible con la carne de ovino.
Las pesquisas continuaron, y en un cañaberal se encontró una bolsa plástica que contenía el cuero de la oveja desaparecida, que llevaba las marcas del propietario en ambas orejas. Además, a unos 1000 metros, bajo un árbol, se localizó la segunda oveja, que presentaba signos de haber sido estrangulada.
Ante las evidencias, la propietaria del lugar entregó voluntariamente la carne del animal faenado, lo que permitió a los agentes proceder con el secuestro de todos los elementos relacionados con el delito. La Dra. Gisela Muñiz, fiscal en turno, supervisó la operación y ordenó la correcta identificación de la primera mujer, así como un examen médico, quedando esta última supeditada a la causa.