Frente a los acontecimientos actuales que se han difundido por diferentes medios, con la confirmación de que el actual Rector de la universidad, Luciano Filipuzzi, se ha arrogado la decisión de poner toda la estructura de esta institución académica que pertenece al pueblo entrerriano al servicio de la candidatura de Rogelio Frigerio a la gobernación, es necesario ante todo manifestar el más profundo repudio de todos los que formamos parte de la comunidad de la UADER (estudiantes, graduados, trabajadores docentes y administrativos).
Para entender este desenlace es vital encontrar las claves históricas que explican los actuales eventos. Muchos han pasado por el sillón del rectorado y han creído y querido manejar a destajo el devenir de nuestra UADER, pero ninguno de aquellos desventurados proyectos alcanzó el grado de concentración del poder público como el que ostenta el actual rector. A excepción de la Facultad de Humanidades, se jacta de que ‘todos le obedecen’ o porque los ha puesto en sus lugares o porque tienen con qué amedrentarlos para que agachen la cabeza. Así avanzó hasta hoy, amenazando con información personal de sus potenciales enemigos y con el poder que te da la caja para emplear o desemplear. Qué otra cosa podía esperarse de quien, aprovechando las contingencias sanitarias impuestas por una pandemia que se llevó tantas vidas, entre gallos y medianoche forzó la realización de las elecciones que lo llevarían a ocupar un cargo al que no podrá honrar jamás.
De todas las decisiones que lo llevaron hasta este punto, hoy Filipuzzi ha cometido la peor de todas: poner la universidad de rodillas al servicio de un proyecto político que alardea con desmantelar todo lo público (incluyendo la educación), con privatizar, desfinanciar, cerrar las posibilidades de creer, estudiar, trabajar y crecer acá en nuestra propia provincia donde cada entrerriano y entrerriana por el hecho de serlo tiene un lugar para soñar con un futuro. A ese proyecto político, que tiene sus exponentes nacionales en Macri y Larreta, Filipuzzi le ha ofrecido la UADER, como si le perteneciera. Como si fuera el dueño.
Hoy es el futuro de todos al que ha puesto en juego por una simple jugada de táctica política, como perverso titiritero de nuestros destinos. Por todo esto, quienes suscribimos este documento exigimos la inmediata e indeclinable RENUNCIA del rector. La comunidad toda dice: Filipuzzi fuera de la UADER ¡YA!.
Hacemos un llamamiento a todos los actores políticos (agrupaciones estudiantiles, consejeros, graduados, docentes, sindicatos, centros de estudiantes, y a todo el pueblo entrerriano) a manifestarse públicamente sobre la gravedad que esta situación representa.
A quienes intentan traficar con nuestra autonomía y nuestro porvenir, gritamos bien fuerte ¡NUNCA MÁS!