Una masiva concentración de trabajadores y representantes sindicales tomó esta mañana el ingreso principal de la planta de Granja Tres Arroyos, en una protesta que alcanzó resonancia nacional con la cobertura de medios de Capital Federal, incluido C5N. La manifestación marca un punto de inflexión en el conflicto laboral que atraviesa una de las mayores empresas avícolas del país.
Miguel Klenner, secretario del Sindicato de la Industria de la Alimentación, denunció la ausencia de diálogo por parte de la empresa y particularmente de Joaquín de Grazia, su representante. «Hay una falta de humanidad terrible. Si dicen que estamos en crisis, podemos charlarlo, pero no estamos en crisis», enfatizó el dirigente sindical, quien también señaló la notable ausencia del ministro de Trabajo provincial, Manuel Troncoso.
La controversia se profundiza al revelarse el historial de beneficios estatales recibidos por la empresa. «Esta empresa ha sido subsidiada siempre: la luz, el gas, los impuestos, le han dado créditos blandos», recordó Klenner. El dirigente rememoró la visita presidencial durante el programa del Bicentenario, cuando la empresa se comprometió a expandirse y generar empleo, promesas que, según indica, no fueron cumplidas.
Los trabajadores, por su parte, expresaron su indignación ante la situación actual. «Hemos estado esperando que el Estado nos pague los sueldos a esta empresa grandísima», manifestó uno de los empleados en declaraciones a este medio en el lugar, evidenciando la precaria situación que atraviesan.
El conflicto adquiere mayor dimensión considerando la expansión del grupo empresarial, que incluye inversiones en Uruguay y el sector agropecuario. «Estos muchachitos tienen huevos en todas las canastas», señaló Klenner, quien hizo un llamado directo a la empresa: «Les pido que no se metan ni con el salario ni con la salud del trabajador. Pedimos la reincorporación».
La protesta continúa mientras los trabajadores esperan una respuesta concreta de la empresa y las autoridades gubernamentales, en un contexto donde la defensa de los puestos de trabajo se ha convertido en el eje central de la lucha sindical.
