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El Control Social En Tiempos de Intolerancia por Juan Martín Garay

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Cuando hablamos de control social no nos referimos a una maquinaria visible y explícita, sino a ese complejo entramado de prácticas, discursos y normas -muchas veces invisibles- que condicionan lo que se puede o no se puede hacer, decir, pensar. Es el modo en que una sociedad moldea comportamientos, define los márgenes de lo aceptable y sanciona todo aquello que se percibe como desvío o amenaza.

El control social puede ejercerse desde instituciones formales, como la escuela, la justicia o las fuerzas de seguridad, pero también se reproduce en lo cotidiano: en la familia, en los medios de comunicación, en los lenguajes que usamos y en los silencios que elegimos guardar.

En sus mejores formas, puede ser una herramienta de cohesión: promueve valores compartidos, protege a los más vulnerables, desalienta abusos. Pero en su versión más sombría, funciona como un dispositivo de exclusión, disciplinamiento y miedo.

Una nueva forma de control

Hoy, bajo la presidencia de Javier Milei, ese control social está mutando. Ya no se trata solo de ordenar la vida en común: se trata de vigilar, señalar y castigar. El Estado nacional retrocede cada vez más en sus funciones esenciales -educar, cuidar, incluir- pero no se retira: se reconfigura como un aparato que observa, reprime y sermonea.

Se recortan presupuestos para educación y salud, se cierra el INADI, pero se multiplican los discursos que estigmatizan. Se cuestionan los organismos de derechos humanos, y al mismo tiempo se robustecen los mecanismos de control ideológico. Todo un combo.

Uno de los emblemas de esta etapa es la supresión formal de la pauta publicitaria estatal, presentada como una cruzada moral contra la “casta mediática”. Sin embargo, en paralelo, surgen nuevas formas de financiamiento selectivo, menos transparentes, como los convenios con empresas públicas -por ejemplo, YPF- que empiezan a direccionar recursos hacia medios afines. No hay pauta oficial, pero sí hay relato blindado. No hay censura legal, pero sí hay castigo simbólico al disenso.

Estigmatizar, simplificar, dividir

Este control social no se ejerce solo desde arriba. Se multiplica en el lenguaje común, en las redes, en las sobremesas, en la forma en que se etiquetan las luchas y se caricaturiza la protesta. Se nos dice que reclamar es molestar, que ser solidario es ser débil, que el que no se adapta “queda afuera”.

El resultado es un clima enrarecido, de sospecha y autocensura. Se castiga al docente que invita a pensar, al estudiante que debate, al trabajador que exige. Y se premia al que se calla, al que repite, al que se resigna.

Este tipo de control no construye comunidad, la fragmenta. No nos une, nos enfrenta. Divide entre “los que sirven” y “los que sobran”. Entre “los que entienden” y “los que se resisten”. Entre “los patriotas” y “los enemigos internos”.

 

Es un modo de gestión de la sociedad que renuncia a la empatía y la reemplaza por una forma cruel de meritocracia, en la que todo lo que no sea éxito individual y obediencia ciega debe ser desechado.

Un tiempo de definiciones

Cuando el Estado se retira, no siempre se va: a veces se transforma en vigilancia, en silencio, en miedo. A veces el silencio también puede ser un castigo.

Por eso, frente a esta ofensiva, la peor respuesta sería la resignación. No podemos permitir que el miedo se vuelva costumbre ni que el silencio nos convierta en cómplices. Este es un tiempo de definiciones, donde la dignidad no es un lujo ni una consigna vacía, sino el punto de partida de cualquier proyecto de país que aspire a ser justo, democrático y humano.

Nuestro pueblo ha dado muestras de una memoria activa, de capacidad de organización, de creatividad y resistencia. Sabemos construir comunidad. Sabemos imaginar futuro. Y sabemos, sobre todo, que no hay posibilidad de libertad sin igualdad, ni de orden sin justicia.

Lo nuestro es la gente, no lo olvidemos. Lo único que debe importarnos.

(*) Abogado. Concejal 2023-2027. Vicepresidente 1° HCD. Presidente del Bloque Concejales PJ 2023-2027. Apoderado del Consejo Departamental PJ Uruguay. Congresal Provincial PJ ER. Secretario de Gobierno 2019-2023. Concejal 2015-2019. Presidente del Bloque Concejales PJ 2017-2019. Presidente Comisión Hacienda y Presupuesto 2015-2019. Decano del Colegio Mayor Universitario de Santa Fe 2003-2004.-

 

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