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lunes, noviembre 25, 2024
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INTA Concepción del Uruguay perfecciona un modelo de “Feedlot ecológico”

La Estación Experimental Agropecuaria (EEA) Concepción del Uruguay del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) vienen desarrollando un sistema de engorde de animales de “bajo impacto ambiental que preserva el bienestar de los animales”. Los módulos productivos combinan la asignación de una mayor superficie por cabeza, con rotación de parcelas para evitar la contaminación de suelo y agua, así como una dieta con raciones única, de acceso permanente y en comederos donde “se elimina la competencia entre animales y minimiza la ocurrencia de disturbios digestivos”, explicó a ERA Verde una de las investigadoras del proyecto, María Eugenia Munilla. A nivel comercial, el modelo cría intensiva “actualmente se desarrolla en empresas ganaderas localizadas en Entre Ríos, Buenos Aires, Santa Fe y Mendoza”, se detalló.

Se puede “mejorar el confort de los animales para aumentar la producción”, sostiene el proyecto experimental que se lleva adelante en el INTA Concepción del Uruguay que busca perfeccionar un sistema de engorde de ganado vacuno. La propuesta parte de los inconvenientes del sistema intensivo en relación a la escala y ecuación económica para sostenerlo. “El confinamiento, la alta densidad animal y el cambio de dieta sumado al destete, favorecen la presencia de enfermedades respiratorias asociadas al estrés. La infraestructura, logística, maquinaria, personal y el financiamiento de la reposición de animales y alimento son factores necesarios para que el feedlot funcione correctamente. Pero para cumplir con la legislación vigente, es necesario el movimiento y compactación de suelos, la construcción de piletas de decantación y el registro y habilitación del engorde a corral. En este contexto, sólo los feedlots industriales de gran escala tienen capacidad para acceder a las inversiones y lograr los parámetros de eficiencia y ganancia de peso esperados”, señala a ERA Verde una de las integrantes del equipo de experimentación, María Eugenia Munilla.

La profesional agrega que “durante el otoño e invierno se realiza el engorde de gran parte de los terneros de la zafra de marzo-abril y en situaciones de elevados regímenes de precipitaciones y días cortos, tal como se da actualmente, los corrales no se secan y los animales se encuentran permanentemente en condiciones de barro y acumulación de orina y heces. En este contexto disminuye el consumo, la ganancia de peso y es afectada la conversión de los animales. Como consecuencia, se prolonga el período de engorde hasta alcanzar el peso y grado de terminación esperado y el resultado económico del sistema es fuertemente afectado, que actualmente ya de por sí, el margen es acotado”.

SUTENTABILIDAD PRODUCTIVA

Ante la problemática que presenta la modalidad, desde el INTA Concepción del Uruguay se propone el desarrollo de un tipo de feedlot ecológico en establecimientos comerciales, probado para la raza Hereford, Polled Hereford y Holando. “Difundido bajo el nombre de ‘feedlot ecológico’, se trata de un sistema de engorde de bajo impacto ambiental que preserva el bienestar de los animales”, describe Munilla. “La condición es asignar 100 m2 por cabeza y rotar los animales en parcelas (en lugar de los 10m2 de un feedlot tradicional). De esta manera se reduce la formación de barro, la acumulación de deyecciones en superficies reducidas, se minimizan los olores desagradables y no se contamina el agua de la napa freática o de cauces de agua superficial. Para evitar la formación de barro, debe mantenerse una cobertura tipo ‘césped’ de forma permanente y en función de ello se realizan las rotaciones. La dieta de los animales consiste únicamente en una ración que se suministra en comederos de autoconsumo y a la cual los animales tienen acceso permanente. De esta manera se elimina la competencia entre animales y minimiza la ocurrencia de disturbios digestivos”.

Sobre las raciones, se recomienda que sea en “base maíz entero con un concentrado proteico 40% proteína bruta (relación 90:10 respectivamente) pero pueden realizarse ajustes locales con otros recursos, siempre con supervisión de un profesional idóneo. El modelo fue evaluado en condiciones experimentales y en establecimientos agrícolas del grupo Cría Bovina Intensiva (CBI) ubicados en Santa Fe y Córdoba. Actualmente se desarrolla en empresas ganaderas localizadas en Entre Ríos, Buenos Aires, Santa Fe y Mendoza”, detalló la especialista en ganadería.

ADOPCIÓN PROMETEDORA

Como caso de reconversión se mencionó a “El Casco”, un es una empresa agrícola-ganadera que del sur de Santa Fe. “Previo a la adopción del sistema de Feedlot ecológico, la empresa realizaba el engorde de los animales a corral. Para una región con precipitaciones que superan los 700 mm. anuales, el barro es una problemática en encierres de engorde a corral. Mientras el corral se encontraba seco, los animales ganaban 1,4 kg. /cabeza/día y la conversión era de 6:1. En condiciones de barro, el consumo se reducía los animales ganaban 0,4 kg. /cabeza/día y la conversión era de 10 kg de alimento para ganar 1 kg de peso. Para el ciclo 2015/16 contabilizaron 80 días de barro en los corrales y ello implica una significativa reducción de la producción. Esta condición prolongó la duración de los períodos de encierre y aumentó significativamente los costos de producción. Esta información fue determinante para tomar la decisión de modificar las condiciones en las que se produce el engorde terminal incorporando el ‘Feedlot Ecológico’. En lugar de realizar el engorde en un feedlot convencional, asignan mayor superficie a los animales para luego aprovechar el estiércol que se incorpora al suelo que será destinado a la producción de granos. El engorde terminal durante 2016-17 se realizó sobre 15 hectáreas parceladas en 5 piquetes con perímetro de alambrado electrifico. La asignación de 300 m2 por cabeza y la rotación de los animales disminuyen la formación de barro. La decisión de incrementar la superficie de 100 m2 –la recomendada por INTA Concepción del Uruguay– a 300 m2 por animal se relaciona con la ausencia de pendiente del lote y con el tiempo de permanencia de los animales durante el ciclo. El aumento diario de peso vivo se estableció en el orden de 1 kg. /animal/día y la conversión promedio general fue de 5,9 kilos de alimento por kilogramo de peso vivo ganado. El análisis de consumo y aumento de peso por categoría y origen es sumamente importante para establecer las condiciones del negocio. Dentro de las categorías livianos la mejor conversión se obtuvo con los animales ‘marca líquida’”, precisó Munilla.

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