Jade Barriga, ex Miss FexpoBorja —un certamen de belleza del interior de Bolivia— fue condenada en Argentina por el delito de transporte de estupefacientes. Sin embargo, la causa judicial dio un giro que terminó beneficiándola: a través de un juicio abreviado, se acordó que su responsabilidad era en calidad de partícipe secundaria, lo que derivó en una pena de tres años de prisión condicional. Así, fue liberada y posteriormente expulsada a Bolivia.
La joven, estudiante de Psicología en la ciudad boliviana de Trinidad —a unos 200 kilómetros de su natal San Borja—, fue detenida el 22 de enero pasado junto al piloto brasileño Leonardo Monte Alto Gusmão, 30 años mayor que ella, tras un fallido aterrizaje de una avioneta Cessna 210 en las cercanías de Holt Ibicuy, en la provincia de Entre Ríos. La aeronave transportaba un cargamento de droga valuado en más de dos millones de dólares.
La familia de Jade siempre sostuvo que la joven “se equivocó” y que es una “persona de bien”. Su madre, Patricia Barriga, explicó que su hija se había mudado a estudiar a otra ciudad y que, desde la distancia, perdió contacto con su rutina diaria. Contó que cuando se enteró de que Jade había retomado el vínculo con Monte Alto Gusmão, intentó persuadirla sin éxito. Cree que no fue una relación basada en el amor, sino en los privilegios que él le ofrecía: dinero, regalos y una fuerte influencia emocional.
La madre también denunció que el piloto tenía antecedentes penales por narcotráfico en Brasil, de donde se habría fugado usando una identidad falsa. Describió a Monte Alto Gusmão como un hombre violento y manipulador, y aseguró que su hija estaba atrapada en una relación tóxica y sin salida.
Tras su detención, Jade fue alojada en un penal de máxima seguridad y pasó 8 meses y 10 días privada de la libertad, procesada inicialmente como coautora del tráfico de drogas. Sin embargo, la fiscal Josefina Minatta y la defensa acordaron una nueva calificación del hecho, la cual fue homologada por la jueza Mariela Emilce Rojas.
La investigación determinó que la joven no participó activamente en la planificación ni ejecución del transporte de estupefacientes. Se concluyó que su rol fue secundario y que actuó como acompañante, sin un conocimiento pleno del delito al inicio del viaje. Incluso, al momento de ser detenidos, el propio Monte Alto Gusmão intentó desligarla, asegurando ante la Policía que ella “no tenía nada que ver”.
Según el acuerdo entre las partes, Jade tomó conciencia de la verdadera finalidad del vuelo cuando ya estaba en curso, motivada inicialmente por el deseo de conocer otro país. Con esta nueva valoración, se estableció que su aporte no fue indispensable para la comisión del delito.
Con la pena condicional y el fallo firme, la joven recuperó la libertad y fue expulsada a Bolivia, donde continuará su vida en libertad, aunque con antecedentes penales por narcotráfico.