Los acompañantes terapéuticos de Entre Ríos se encuentran en una situación crítica, recibiendo menos del 50% del pago correspondiente por sus servicios y enfrentando demoras de más de 60 días para el cobro. Este colectivo desempeña un papel crucial en la recuperación y rehabilitación de personas en crisis, enfermedades terminales y discapacidades, tanto en instituciones de salud como educativas.
Desde 2022, el Colegio de Acompañantes Terapéuticos de Entre Ríos (Cater) ha intentado regular su actividad mediante la creación de la Fórmula del Monto Mínimo Ético de Acompañamiento Terapéutico (MEAT). Sin embargo, a pesar de que este monto debería ser de $8,000, los acompañantes solo reciben entre $3,000 y $3,500 por hora de servicio, lo que consideran una miseria que no refleja la realidad de su trabajo.
La situación se complica aún más con el Instituto de Obra Social de la Provincia de Entre Ríos (Iosper), principal prestador de salud para los trabajadores estatales. Aunque se firmó un convenio que estipula el pago a 30 días, la realidad es que los honorarios son abonados a los 60 días, generando una crisis “desesperante” para los profesionales. Además, el diálogo con Iosper se ha vuelto prácticamente imposible, lo que dificulta la visibilización de sus reclamos.
A medida que la demanda de acompañantes terapéuticos crece en instituciones de rehabilitación y escuelas, muchos profesionales se sienten “atados de pies y manos” y se ven obligados a continuar su labor a pesar de las condiciones laborales indignas. La crisis afecta no solo a los acompañantes terapéuticos, sino que también se extiende a otros sectores de la salud en la provincia.
En respuesta a esta situación, el Colegio ha enviado una carta documento y una intimación de pago a Iosper, exigiendo la apertura de un diálogo que permita mejorar las condiciones del convenio y garantizar una remuneración justa para quienes realizan un trabajo esencial para la comunidad. (Uno)
