Un incidente que ocurrió en los corsos de Colón, Entre Ríos, cuando un joven comenzó a sufrir convulsiones en medio de la celebración. Según el testimonio de su hermano, uno de los testigos convulsionó tres veces, pero la ambulancia tardó en llegar y la atención médica fue alarmantemente deficiente. Un enfermero mostró total desinterés por la situación, dejando a los familiares en un estado de desesperación.
El hecho ocurrió durante el evento popular de los corsos, cuando el joven comenzó a presentar convulsiones frente a su familia. A pesar de la gravedad de los síntomas, la ambulancia tardó más de lo esperado en arribar. Lo más grave fue la actitud del enfermero que llegó al lugar: en lugar de actuar rápidamente, ignoró las necesidades del paciente y trató mal a los familiares que intentaban obtener ayuda.
«Nos miraba como si estuviéramos exagerando. Mi hermano seguía convulsionando y él no hacía nada, lo dejó ahí tirado», comentó uno de los familiares, visiblemente consternado por la actitud del profesional. Ante la falta de acción del enfermero, los mismos familiares levantaron al joven para subirlo a la ambulancia, buscando que recibiera la atención que necesitaba.
Finalmente, fue un bañero, ajeno a los servicios médicos, quien intervino para estabilizar al joven y facilitar su traslado al hospital, evitando que la situación empeorara.
Las fotos que acompañan esta nota dan testimonio del caos y la angustia vividos por los familiares, quienes no solo enfrentaron una emergencia médica grave, sino también la total indiferencia de un profesional que parecía más preocupado por evitar su deber que por salvar una vida.
Este lamentable episodio subraya la necesidad urgente de revisar los protocolos de atención en eventos públicos masivos como los corsos de Colón. Además, pone en evidencia la falta de capacitación y empatía de algunos integrantes del personal de salud, cuyo comportamiento pudo haber tenido consecuencias aún más graves.